¿Cómo explotar el potencia boliviano en los E-Sports?

La bandera boliviana empezó a ondear en escenarios dentro y fuera del continente, en competiciones con pozos acumulados que rondan los millones de dólares, de la mano de jugadores profesionales que, como otros atletas, entrenan duramente y dedican su tiempo a perfeccionar sus técnicas. Estos deportistas han probado que Bolivia tiene un enorme potencial en los deportes electrónicos o E-Sports, que lleva a reflexionar respecto a por qué no se explotan totalmente.

Uno de los mayores representantes de los E-Sports en el país, es Adrián Céspedes, mejor conocido como Wisper, jugador profesional de Dota 2 que ha llegado a jugar con equipos internacionales en los mayores eventos del videojuego en el mundo y, actualmente, forma parte de OG, uno de los mayores equipos europeos y bicampeón de The International, la copa mundial de Dota 2.

“Tenemos muy buenos jugadores en el país, en casi todos los juegos competitivos, hay talento, hay ganas, pero a veces falta compromiso y apoyo, de las empresas, del Estado y de otras organizaciones para poder avanzar”, explica Noel Eduardo Ortega, jugador profesional de Tekken y dos veces campeón sudamericano en el juego de luchas.

La hazaña de Ortega y sus compañeros no se queda atrás y es un gran ejemplo del potencial boliviano, habiendo logrado una victoria histórica contra una superpotencia mundial como lo es Corea del Sur, el año pasado en Arabia Saudita.

“Fuimos a Arabia sin expectativas de ganar, considerábamos que el viaje y la participación en el torneo ya era ganancia suficiente, pero de todas maneras dimos nuestro mejor esfuerzo y, a pesar de no haber clasificado, nos dimos el gusto de ganarle a una potencia mundial, con jugadores estrellas en el juego”, explica.

Ortega señala que los E-Sports son muchas veces confundidos con un pasatiempo, algo que se hace en el tiempo libre, pero explica que, en realidad, como su nombre indica, son un deporte, uno que requiere disciplina, constante entrenamiento y apoyo.

“Cuando comencé no entendía bien el juego, no sabía que había que estudiar, memorizar, aprender, no solo con la mente, sino también con mis manos y mi cuerpo. Ahora entreno entre 6 y 8 horas al día, no juego, entreno, aprendo los movimientos, memorizo los tiempos de reacción, el efecto de cada golpe, solo de esa manera se puede competir realmente”, acota.

Para lograr este nivel de profesionalismo, es necesario contar no solo con el compromiso, sino también con el apoyo del sector privado y del Estado, en forma de patrocinios, auspicios y la programación de eventos de calidad en el país.

“Necesitamos que las empresas se den cuenta del potencial que tenemos, que se organicen torneos con periodicidad, que se otorguen auspicios a los mejores jugadores y que se profesionalice este deporte”, expresa.

El jugador agrega que ya se han dado pasos en esa dirección, pero que es importante que estos sean continuos y que las iniciativas no se detengan.

Unifranz

Para lograr este nivel de profesionalismo, es necesario contar no solo con el compromiso, sino también con el apoyo del sector privado.

“Cada vez hay más torneos, más eventos especiales, estamos viendo que se organizan mejor y que los premios son mejores, pero no podemos bajar los brazos, es un esfuerzo continuo de los jugadores y también debería serlo de parte de las organizaciones y el Estado”, añade.

Uno de estos eventos es el torneo E-Sports Unifranz, el cual reunió a cientos de jugadores nacionales e internacionales a lo largo de 2022 y 2023 en sus dos versiones, cubriendo juegos como Dota 2, Fifa, Free Fire y Clash Royale.

Limitaciones y retos

Para la ingeniera Madelina Loza, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, los jugadores de E-Sports en el país tropiezan con algunas limitaciones en su camino a la profesionalización, como la falta de acceso a tecnología, la velocidad de Internet y el alto costo de los equipos, a los cuales se suma la falta de comprensión del deporte.

“En Bolivia tenemos algunos obstáculos, en primer lugar, está la falta de acceso. No todos tienen una computadora o una consola con la cual jugar, por lo que deben gastar dinero en salones especiales para entrenar. En segundo lugar, Bolivia es un país con problemas de velocidad de Internet, tenemos un ancho de banda limitado y caro, que no permite que se puedan llevar partidas competitivas, debido a los retrasos de conexión, lo cual perjudica a los jugadores. En tercer lugar, los equipos necesarios para jugar tienen un alto costo, a veces muy superior a los precios que se tienen en los países vecinos, lo que nos limita también”, explica.

Por otra parte, Loza indica que en el país no existe una comprensión completa de que los E-Sports son deportes por mérito propio, por lo que los jugadores requieren de entrenamiento continuo, concentración y apoyo de parte del Estado y los privados.

“Esto es algo que, incluso, muchos jugadores no comprenden, son atletas y deben actuar como atletas, por otra parte, requieren del apoyo de las empresas privadas, mejores premios en los campeonatos, incentivos para seguir practicando; de otra manera, ese talento que tenemos, ese potencial, se va a quedar ahí”, finaliza.

¿Cómo explotar el potencial boliviano en los E-Sports?

La bandera boliviana empezó a ondear en escenarios dentro y fuera del continente, en competiciones con pozos acumulados que rondan los millones de dólares, de la mano de jugadores profesionales que, como otros atletas, entrenan duramente y dedican su tiempo a perfeccionar sus técnicas. Estos deportistas han probado que Bolivia tiene un enorme potencial en los deportes electrónicos o E-Sports, que lleva a reflexionar respecto a por qué no se explotan totalmente.

Uno de los mayores representantes de los E-Sports en el país, es Adrián Céspedes, mejor conocido como Wisper, jugador profesional de Dota 2 que ha llegado a jugar con equipos internacionales en los mayores eventos del videojuego en el mundo y, actualmente, forma parte de OG, uno de los mayores equipos europeos y bicampeón de The International, la copa mundial de Dota 2.

“Tenemos muy buenos jugadores en el país, en casi todos los juegos competitivos, hay talento, hay ganas, pero a veces falta compromiso y apoyo, de las empresas, del Estado y de otras organizaciones para poder avanzar”, explica Noel Eduardo Ortega, jugador profesional de Tekken y dos veces campeón sudamericano en el juego de luchas.

La hazaña de Ortega y sus compañeros no se queda atrás y es un gran ejemplo del potencial boliviano, habiendo logrado una victoria histórica contra una superpotencia mundial como lo es Corea del Sur, el año pasado en Arabia Saudita.

“Fuimos a Arabia sin expectativas de ganar, considerábamos que el viaje y la participación en el torneo ya era ganancia suficiente, pero de todas maneras dimos nuestro mejor esfuerzo y, a pesar de no haber clasificado, nos dimos el gusto de ganarle a una potencia mundial, con jugadores estrellas en el juego”, explica.

Unifranz

Cada vez hay más torneos, más eventos especiales, estamos viendo que se organizan mejor y que los premios son mejores.

Ortega señala que los E-Sports son muchas veces confundidos con un pasatiempo, algo que se hace en el tiempo libre, pero explica que, en realidad, como su nombre indica, son un deporte, uno que requiere disciplina, constante entrenamiento y apoyo.

“Cuando comencé no entendía bien el juego, no sabía que había que estudiar, memorizar, aprender, no solo con la mente, sino también con mis manos y mi cuerpo. Ahora entreno entre 6 y 8 horas al día, no juego, entreno, aprendo los movimientos, memorizo los tiempos de reacción, el efecto de cada golpe, solo de esa manera se puede competir realmente”, acota.

Para lograr este nivel de profesionalismo, es necesario contar no solo con el compromiso, sino también con el apoyo del sector privado y del Estado, en forma de patrocinios, auspicios y la programación de eventos de calidad en el país.

“Necesitamos que las empresas se den cuenta del potencial que tenemos, que se organicen torneos con periodicidad, que se otorguen auspicios a los mejores jugadores y que se profesionalice este deporte”, expresa.

El jugador agrega que ya se han dado pasos en esa dirección, pero que es importante que estos sean continuos y que las iniciativas no se detengan.

“Cada vez hay más torneos, más eventos especiales, estamos viendo que se organizan mejor y que los premios son mejores, pero no podemos bajar los brazos, es un esfuerzo continuo de los jugadores y también debería serlo de parte de las organizaciones y el Estado”, añade.

Uno de estos eventos es el torneo E-Sports Unifranz, el cual reunió a cientos de jugadores nacionales e internacionales a lo largo de 2022 y 2023 en sus dos versiones, cubriendo juegos como Dota 2, Fifa, Free Fire y Clash Royale.

Limitaciones y retos

Para la ingeniera Madelina Loza, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, los jugadores de E-Sports en el país tropiezan con algunas limitaciones en su camino a la profesionalización, como la falta de acceso a tecnología, la velocidad de Internet y el alto costo de los equipos, a los cuales se suma la falta de comprensión del deporte.

“En Bolivia tenemos algunos obstáculos, en primer lugar, está la falta de acceso. No todos tienen una computadora o una consola con la cual jugar, por lo que deben gastar dinero en salones especiales para entrenar. En segundo lugar, Bolivia es un país con problemas de velocidad de Internet, tenemos un ancho de banda limitado y caro, que no permite que se puedan llevar partidas competitivas, debido a los retrasos de conexión, lo cual perjudica a los jugadores. En tercer lugar, los equipos necesarios para jugar tienen un alto costo, a veces muy superior a los precios que se tienen en los países vecinos, lo que nos limita también”, explica.

Por otra parte, Loza indica que en el país no existe una comprensión completa de que los E-Sports son deportes por mérito propio, por lo que los jugadores requieren de entrenamiento continuo, concentración y apoyo de parte del Estado y los privados.

“Esto es algo que, incluso, muchos jugadores no comprenden, son atletas y deben actuar como atletas, por otra parte, requieren del apoyo de las empresas privadas, mejores premios en los campeonatos, incentivos para seguir practicando; de otra manera, ese talento que tenemos, ese potencial, se va a quedar ahí”, finaliza.

Por: Beatriz Cahuasa