Conoce más sobre la fiebre amarilla

Foto: OPS

La Organización Panamericana de Salud (OPS) emitió un documento técnico informativo sobre la fiebre amarilla, sus causas, síntomas, tratamiento, entre otros aspectos. Aquí te lo presentamos.

¿Qué es la fiebre amarilla?: La fiebre amarilla es una enfermedad causada por un virus que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados con el virus, que es endémico en las zonas tropicales de África y de América Central y América del Sur.

Las grandes epidemias de fiebre amarilla se producen cuando el virus es introducido por personas infectadas o primates no humanos (p. ej. monos) en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación.

¿Cómo se transmite la fiebre amarilla?: El virus de la fiebre amarilla es causado por un virus que se transmite por mosquitos infectados, generalmente del género Haemogogus o Sabethes en el caso de la fiebre amarilla en zonas selváticas, y del género Aedes en el caso de la fiebre amarilla urbana (los mismos que transmiten los virus de Zika, de la fiebre chikungunya y el dengue).

No se ha descrito la transmisión de persona a persona. Los mosquitos se infectan cuando pican a personas o monos infectados con el virus.

Los brotes de la enfermedad en ambiente urbanos son especialmente preocupantes cuando ocurren en zonas de hacinamiento con servicios deficientes de suministro de agua y de gestión de desechos, que facilitan la cría de los mosquitos.

¿Cuáles son los signos y síntomas de la fiebre amarilla?: El período de incubación (tiempo que transcurre desde la infección hasta la aparición de síntomas) es de tres a seis días, después de la pica- dura del mosquito infectado.

Muchos casos pueden ser asintomáticos, pero cuando hay síntomas, los más frecuentes son fiebre, dolores musculares (sobre todo de espalda), dolor de cabeza, pérdida de apetito y náuseas o vómitos.

En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen en tres o cuatro días. La evolución de la enfermedad puede incluir tres períodos clínicamente evidentes: período de infección, período de remisión y período de intoxicación.

Aproximadamente el 15% de los pacientes ingresan en las 24 horas siguientes a la remisión inicial, en una segunda fase, más tóxica.

Esta fase se caracteriza por la aparición de fiebre elevada, ictericia (color amarillento de la piel y la conjuntiva o parte blanca del ojo), dolor abdominal con vómitos y deterioro de la función renal. Puede haber hemorragias bucales, nasales, oculares o gástricas, con aparición de sangre en los vómitos o las heces.

La mitad de los pacientes que entran en esta fase tóxica fallecen en un plazo de 10 a 14 días, mientras que la otra mitad se recupera sin daños orgánicos importantes.

La fiebre amarilla puede prevenirse con una vacuna muy eficaz, segura y asequible. Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida en un plazo mínimo de 10 días, sin necesidad de dosis de refuerzo.

La vacuna ofrece una inmunidad efectiva al 99% de las personas vacunadas en un plazo de 30 días.

¿Cómo se diagnostica la fiebre amarilla?: Puede ser un poco difícil diagnosticar la fiebre amarilla, sobre todo en las fases iniciales, porque sus síntomas pueden confundirse con los de otras enfermedades comunes, como la malaria, el dengue, la leptospirosis o la enfermedad por el virus de Zika, y también con los de algunas intoxicaciones.

Para confirmar la sospecha de fiebre amarilla son necesarias pruebas de laboratorio. Los análisis de sangre pueden detectar anticuerpos contra el virus, que demuestran que la persona se ha infectado o si ha sido vacunada.

¿Existe tratamiento contra la fiebre amarilla?: No hay tratamiento específico para la fiebre amarilla, pero se pueden tratar los síntomas, como la deshidratación, la fiebre y las infecciones oportunistas para mejorar la tasa de sobrevivencia. Es por ello que la mejor herramienta es la prevención mediante la administración de una vacuna muy eficaz que confiere protección de por vida.

¿Cómo se puede prevenir la fiebre amarilla?: La vacuna es el medio más importante para luchar contra la fiebre amarilla, es segura y accesible.

¿Quiénes deberían vacunarse?: La OMS recomienda la vacunación sistemática de la población a partir de los nueve meses de edad en los países donde hay fiebre amarilla a excepción de las embarazadas, adultos mayores de 60 años y personas inmunodeprimidas como, por ejemplo, personas con VIH.

La OMS recomienda la vacunación de todos los viajeros (con escasas excepciones) que se desplacen a zonas donde hay riesgo de fiebre amarilla.

Se debe tener en cuenta que el mosquito puede picar aun cuando la persona esté expuesta por corto tiempo en ambientes donde hay circulación del vector. (ASyS)